Su nombre significa “Los miembros del séquito de la maldad”, y no es para menos. Son una progenie maldita, fruto de la unión entre una Urmahlullu (los centauros león) y un Demonio que llegó a Kishar desde los espacios vacíos entre las estrellas. Si los centauros león son pura majestuosidad y nobleza, los Mukil-resh-lemuti son la encarnación viviente de todo a lo que aquellos se oponen.
El nombre de la Urmahlullu que cometió tan terrible pecado ha sido olvidado, y sus descendientes se refieren a ella simplemente como La Madre. De su vientre nacieron dos seres distintos, cada uno el primero de una de las dos castas que componen esta raza infernal.
Los Ugallu descienden del primer gemelo, y son los guías, sabios y generales de su corrupto pueblo. Caminan erguidos como los hombres, y la forma de su cuerpo se parece mucho a la de un Mushkenu, pero su rostro es el de un león, aunque deformado en una continua mueca de rabia. Carecen de la característica melena de la bestia, y en lugar de las pequeñas orejas de un felino poseen otras dos; largas, verticales y desproporcionadas, parecidas a las de un asno.
Sus piernas son como las garras de un ave de presa, y sólo cubren su sucio cuerpo, completamente carente de vello, con una pequeña falda bajo la que asoman sus colas. A la hora de combatir empuñan ondulados cuchillos que provocan terribles enfermedades, de cuyos efectos se deleitan mientras ríen a carcajadas.
Los Udshua, los descendientes del segundo gemelo, son mucho más numerosos que sus hermanos. Su postura es similar a la de los felinos con los que están emparentados, apoyándose sobre las cuatro patas para desplazarse. Aquellos lo bastante afortunados para contemplarlos y sobrevivir los describen como leones corruptos y famélicos, con un pelaje sucio y lleno de calvas que a duras penas cubre una piel tirante y cuarteada. Pero si se limitan a estas palabras estarán obviando los dos rasgos más característicos de los cazadores entre los Mukil-resh-lemuti: la hilera de afiladas espinas que recorre su espalda desde la cabeza hasta los cuartos traseros, y la maza espinosa en la que acaba su cola. Ambas son armas tan mortíferas como sus fauces.
Por suerte para los habitantes de Akkad, cada vez se ven menos Mukil-resh-lemuti. Lo cual es un desastre para cierto alquimista de Nimrud llamado Ramash, que utilizaba la sangre de estos seres para fabricar un potente veneno. Parece que debido a la cada vez mayor escasez de materiales va a tener que dejar de pagar por los cadáveres de Mukil-resh-lemuti y empezar a negociar directamente con ellos…
La entrada de hoy está ilustrada por un Ugallu, tal y como lo representan los habitantes de Akkad. Pero la semana que viene podréis ver la interpretación que ha hecho de esta criatura un fantástico ilustrador que se ha unido recientemente al proyecto.
3 comentarios:
Diantres, te ha quedado genial. Los monstruos de la Puerta son de armas tomar.
Siempre me ha llamado la atención que los juegos de rol repitan constantemente el mismo bestiario: dragones, grifos, quimeras, unicornios, etcétera. Y sin embargo tú nos deleitas una y otra vez con criaturas de pesadilla totalmente originales y al mismo tiempo más antiguas que las que conocemos. Está claro que si te curras un poco la investigación salen monstruos a porrillo, y me gustaría que muchos juegos siguieran tu estilo: sigue así que lo estás haciendo genial.
Gracias. Como lo que escribo está en Creative Commons, la verdad es que me encantaría que acabaran siendo portados a otros juegos de rol y se extendieran.
Es cierto que hay mucha mitología Mesopotámica, pero también hay un poquito de mí en cada monstruo. En algunos más que otros, por supuesto. ;)
Publicar un comentario