Ayer presenté a los Kushuhadu, los hombres-suricato. Como os podréis imaginar, no eran más que una inocentada, ya que la entrada fue publicada el 28 de Diciembre. Pero bromea, bromea, que algo queda...
Luis Míguez, eminencia con los lápices y detective a tiempo parcial, decidió plasmar con su arte la belleza de la sonrisa de los hombres-suricato. Ante vuestros ojos se encuentra el famoso Monc-hitoh, uno de los comerciantes más enriquecidos de la ruta Sippar-Ur, y experto suministrador de lujos de índole, digamos... privada. Con vosotros, su retrato:
Por cierto, el caso es que los Kushuhadu son (además de populares) totalmente jugables con las reglas que puse. Así que si algún DJ quiere permitirlos en sus partidas de La Puerta de Ishtar... Bueno, mejor que no me diga nada y que los use sin romper mis ilusiones. ;)
9 comentarios:
Jajaja. ¡Qué grande el maestro Luís Míguez!
Bueno, bueno, bueno, esto ya es imparable. Pronto veremos aventuras y personajes pregenerados basados en los Kushuhadu, y si no, al tiempo ;DDD
Es taaaaaaaaaan mono.....!
XD Ya es que no se pueden hacer bromas XD
Les auguro un futuro glorioso.
es taaaan mono! segurop que todo el mundo le paga lo que pide...
Jajajaja.
Has desatado el Infierno, Wachinayn... ¡¡El Infierno!!
¿Cómo que una broma? Si ya hasta tenía pensado un personaje: un asesino suricato que desarma a sus víctimas con su sonrisa y luego les raja los entresijos.
Y aunque lo atraparan, ¿quién va a sospechar de alguien con esa sonrisa?
Una cohartada perfecta.
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