Poderosos simios que habitan en las tupidas junglas del sur, los Dubkak-Uqupu son criaturas hostiles y de temperamento difícil. Similares a gorilas, caminan ayudándose de los nudillos de sus manos, y aunque no son más altos que un Mushkenu pueden pesar hasta tres o cuatro veces más. Tremendamente musculosos, sus fuertes golpes pueden arrancar la cabeza de cuajo a un hombre si logran conectar.
De sus antebrazos, su cabeza y la parte superior de su espalda surgen numerosas protuberancias óseas, que parecen afiladas montañas sobresaliendo de su espeso pelaje negruzco. Sus enormes músculos pectorales carecen de pelo, y se anclan en duras placas de hueso. Al prepararse para el combate los golpean incansablemente con sus potentes puños, creando así un ensordecedor ritmo similar al de un gigantesco tambor, que intimida a sus enemigos y los paraliza durante unos instantes.
A ambos lados de su rostro, contrastando con los enormes y blancos colmillos que adornan sus mandíbulas, se hallan las armas que hacen realmente peligrosos a los Dubkak-Uqupu: dos glándulas hinchadas y de un color rojo brillante que contienen un veneno mortal. Si se ven obligados a enfrentarse a un duro oponente harán uso de la peligrosa sustancia, untándosela sobre sus brazos y recubriendo las afiladas espinas que los recorren con el icor fatal.
Lo Dubkak-Uqupu no parecen ser especialmente inteligentes, y sus comunidades, siempre centradas en un macho especialmente fuerte, no son muy grandes. No utilizan herramientas y su dieta es carnívora. El único gesto que podría hacer pensar que son seres más avanzados es su costumbre de teñir su piel con la sangre de aquellos enemigos que les han supuesto un reto en combate, dibujando motivos en espiral.
A pesar de todo esto, los Dubkak-Uqupu únicamente matan para alimentarse o defender su familia y su territorio. Sólo hacen una excepción a esta regla con un enemigo en concreto: los Umamu. Harán cualquier cosa para acabar con todos aquellos de los que tengan conocimiento, persiguiéndoles incansablemente. Pero eso sí, una vez muertos jamás comerán su carne.
Tan grande es el odio que los Dubkak-Uqupu sienten por los Hijos del Bosque, que corre el rumor de que un explorador proveniente de Uruk se ganó los servicios y la protección de varios de los simios al rescatar a una hembra de las garras de un Umamu.
La razón de que en la imagen veáis la selva pero no la criatura no es que el Dubkak-Uqupu se haya escondido bien, sino que su dibujo es el primero de un fantástico ilustrador que se une al proyecto. Dejo que vuestra imaginación vuele hasta dentro de una semana, cuando desvelaré el nombre del ilustrador y podréis ver al Dubkak-Uqupu en toda su gloria.